Historia de Santa clous
Aunque se le conoce como Santa Claus o Papá Noel, el nombre
original del personaje encargado de repartir regalos en Navidades el primero.
Su historia se inspira en la del obispo cristiano Nicolás de Myra, quien vivió
en el siglo IV en Turquía y que tiene miles de templos dedicados a su figura en
todo el mundo.
Nicolás era hijo de una familia acomodada y cuando era joven sus
padres murieron a causa de la peste. Fue entonces cuando repartió sus bienes
entre personas necesitadas y decidió ordenarse como sacerdote. Despertó tanta
admiración que se convirtió en santo patrón de Rusia, Grecia, Turquía y la
Lorena (Francia).
La historia relata que el sacerdote entraba por una ventana y
colocaba una bolsa llena de otro dentro de los calcetines que estaban colgados encima
de la chimenea para que se secaran.
La imagen de Santa Claus llegó a Estados Unidos procedente
Holanda en el siglo XVII y fue en 1809 cuando el escritor Washington Irving
cambió el nombre del santo holandés Sinterklaas al pronunciar Santa Claus.
En el libro «Breve historia de la Navidad» se especifica que su
origen se encuentra en el obispo San Nicolás, conocido por su bondad con los
más pequeños.
La Navidad está asociada, de forma irremediable, a una serie de
imágenes y símbolos. En España el principal sería el de los Reyes Magos, los
personajes que traen regalos a los más pequeños desde Oriente. Sin embargo, la
llegada de la cultura estadounidense a nuestro país ha hecho que cada vez sea
más habitual esperar, el 25 de diciembre, el paso por nuestras casas de Santa
Claus.
Tras la muerte prematura de sus padres, este joven repartió sus
posesiones entre los necesitados y abrazó la religión para paliar su dolor. A
la postre acabó convirtiéndose en obispo de la ciudad de Mira, en Licia. «Según
narran las historias recogidas en siglo IX, a lo largo de su vida destacó por
su caridad con los necesitados y por su preocupación por los más pequeños hasta
el punto de ser conocido como “episcopus puerorum”, el “obispo de los niños”»,
explica el experto en la mencionada obra.
Hasta aquí, la historia como tal. A partir de entonces su
biografía se debate entre la realidad y la mitificación. Ejemplo de ello es que
se le atribuyen milagros como el de los «tres hermanos», una leyenda de la que
existen decenas de versiones.
La mayoría de autores coinciden en que este episodio se sucedió
en una posada de Nicea en la que el religioso se vio obligado a hacer noche
durante uno de sus recurrentes viajes. Mientras descansaba, Dios le mostró que
el tabernero había asesinado a tres niños y había escondido sus cuerpos en
tinajas para irse deshaciendo de ellos poco a poco. Al despertar, narra la
leyenda que nuestro protagonista se presentó ante el homicida quien,
arrepentido, le llevó hasta las improvisadas tumbas. El santo revivió a los
pequeños haciendo sobre sus restos la señal de la cruz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario